El ritmo de la vida

La vida es ritmo. El ritmo es vida. Es precisamente en nuestra etapa más inicial, una vez concebidos dentro del útero materno, cuando percibimos el primer ritmo, el que nos llega del corazón de nuestra madre. El viento que sopla y luego para. Las olas que vienen y van. Las fases lunares. El día y la noche. Las pulsos electromagnéticos que provienen de galaxias lejanas. Todo es ritmo.

Démosles a nuestros pequeños oportunidades para experimentar con el ritmo. Un set básico de percusión que puede adquirirse en cualquier tienda de instrumentos musicales es suficiente. Incluso soluciones caseras como el uso de palos de madera o unas botellas de plástico rellenas de algo de arena son más que válidas.

Enseñémosles el ritmo mediante el juego, con canciones que les gustan, cantando, bailando, golpeando primero con una mano y luego con la otra. Unas veces con más intensidad y luego con menos. Saltando con los dos pies juntos, luego con el derecho y después con el izquierdo. Improvisa. Introduce variación. Y sobre todo, disfruta. Emociónate. Ellos lo perciben. Siente. Ama.

Abrazos y Sonrisas, Música para el Autismo.

El mundo de los sonidos

Actualmente existen abundantes pruebas de que todas las células del cuerpo (cuyo número se sitúa entre 60 y 100 billones) escuchan y responden a todos los sonidos que percibimos (lo hacen incluso las del feto que todavía está dentro del útero materno). Los sonidos armoniosos y coherentes hacen que te sientas sano y vivo. Por eso, la música ha desempeñado un papel tan importante a lo largo de la historia en todas las culturas del mundo, cada una de las cuales ha desarrollado su tipo de música particular en función de las necesidades específicas planteadas por las distintas condiciones geográficas y climáticas de su región.

Pero la música no es sólo una necesidad básica desde el punto de vista cultural; también es una necesidad fisiológica. En el ámbito de la salud, se ha comprobado que la música reduce el tiempo de recuperación postoperatoria y refuerza la capacidad del paciente para luchar contra las infecciones; los pacientes, además, necesitan menos analgésicos, tranquilizantes y somníferos cuando escuchan sus melodías favoritas. Un gran número de hospitales estadounidenses ya están utilizando música con fines terapéuticos.

Fuente. «Es hora de vivir». Andreas Moritz.

La importancia de celebrar – Método Son-Rise

El método Son-Rise, del que hablaremos más adelante en futuras entradas, puede integrarse perfectamente en las sesiones de música con tu hijo. Empezaremos hablando de la importancia de celebrar.

Si tu hijo hace algo bien, celébralo con entusiasmo, y, sobre todo, siente esa celebración dentro de ti. Celebra una mirada a los ojos diciendo: «¡Qué bien, muchas gracias por mirarme!«. Celebra cualquier pequeño avance en las sesiones con música por insignificante que pueda parecer. Le ayudará a mejorar su autoestima y a incrementar su conexión contigo y con los demás. Recuerda celebrar con un tono de voz adecuado.

Hay algunos niños que responden de manera diferente a la celebraciones, dejando de hacer lo que estaban haciendo tras la celebración. Si este fuera el caso de tu hijo, entonces baja la intensidad de las celebraciones hasta donde sea necesario. Puedes decir en voz baja, “buen trabajo” o “bien hecho”.

Terapias con Música y Educación Especial

Como fenómeno estético la actividad musical es a su vez una experiencia individual y colectiva que involucra en su hacer cuerpo, mente y espíritu. La conducta musical, en su doble vertiente expresiva y receptiva, involucra una serie de habilidades senso-perceptivas, visuales, auditivas, motoras, emocionales y cognitivas: habilidades y destrezas específicamente musicales (audición, interpretación instrumental y vocal, improvisación, creación y movimiento) que permiten el desarrollo de habilidades y destrezas no-musicales. La cualidad integradora de la experiencia musical y el carácter globalizador de las respuestas del individuo a la música favorecen que en una misma actividad musical se sucedan, en el mismo momento, diferentes procesos de percepción y ejecución que involucran experiencias:

  • Sensoriales: oír, escuchar, reconocer y discriminar sonidos y/o música
  • Motrices: ejecutar instrumentos, moverse con música
  • Emocionales: expresar estados de ánimo y/o sentimientos
  • Cognitivas: atención, concentración, memoria, análisis y síntesis
  • Sociales: participar en actividades musicales colectivas, respecto a la producción sonoro-musical de otros sujetos, etc.

La investigación en las áreas de Neurociencias-Música, Psicología de la Música y Educación Musical aportan estudios que avalan, desde diferentes perspectivas, la utilidad de práctica musical y de la educación musical para el desarrollo integral del individuo (Blood y Zatorre, 2001; Costa-Giomi, 2005; Hargreaves, 1999; Julin y Sloboda, 2001; Kratus, 1993; Krumhansl, 2002; Madsen, 1979; Nawrot, 2003; Schellenberg, 2004; 2005), quedando demostradas las diferencias estructurales entre el cerebro de los músicos y los no-músicos (Schlaug, 2001; 2005). Siguiendo los resultados de estos estudios, puede decirse que participar en actividades musicales favorece el desarrollo potencial de habilidades que involucran diferentes ámbitos:

  • Ámbito Sensorial – Psicomotor: habilidad y agilidad motriz fina y gruesa, coordinación de movimientos, lateralidad, relaciones temporo-espaciales, dimensión espacio-temporal del cuerpo, conocimiento del esquema corporal, mejora los reflejos y el equilibrio potenciando la seguridad en uno mismo.
  • Ámbito Psico-Emocional: favorece la expresión de estados de ánimo, el despertar la fantasía, fomenta la emotividad, desarrolla la sensibilidad, mejora la autoestima y la autoconfianza, permite liberar tensiones, mantener el autocontrol y la disciplina.
  • Ámbito Cognitivo: mejora la capacidad de atención y de observación, el discernimiento, la comprensión, la concentración, favorece una mejora en la capacidad general de percepción, estimula la imaginación, mejora la memoria, la unión de palabra-ritmo como iniciación a la música mejora el lenguaje, la vocalización y pronunciación.
  • Ámbito Social: favorece la integración en un grupo y la adaptación a una situación colectiva, enseña a escuchar, a esperar turnos, a perder, a colaborar, a respetar al otro, fomenta hábitos de orden, responsabilidad, respeto y cooperación.
  • Ámbito Ético-Trascendental-Espiritual: desarrolla la valoración y el respeto por las manifestaciones artísticas propias y ajenas y desarrolla la capacidad de disfrutar de la belleza, la sensibilidad, el sentido artístico y la creatividad.

Fuente. Intervención musical en el alumnado con necesidades educativas especiales: delimitaciones conceptuales desde la pedagogía musical y la musicoterapia. Patricia Sabbatella Riccardi